El sol, además de ser nuestra mayor fuente de luz natural, es muy importante para muchas de nuestras actividades, desde el ayudarnos a mantener nuestros patrones de sueño, producir vitamina D e inclusive impactar positivamente en nuestro estado de ánimo, ya que favorece la producción de serotonina, una sustancia relacionada con el bienestar.
Sin embargo, el exponernos por demasiado tiempo puede tener efectos contrarios en nosotros, llegando a afectar no solo nuestra piel sino también nuestra salud. Entonces, ¿cómo afecta a la piel el sol?
Empecemos explicando que lo que realmente nos afecta es la radiación UV, la cual es emitida por el sol y por fuentes artificiales de luz como lo son las camas bronceadoras.
El exponernos constantemente o por tiempos prolongados a este tipo de radiación favorece el envejecimiento prematuro de la piel al reducir su elasticidad, generar resequedad, favorecer la aparición de líneas de expresión y arrugas e inclusive el padecer algún tipo de cáncer de piel.
De forma natural, la piel se repara luego de estar expuesto a estas radiaciones, esto sucede, ya que la capa más externa de la piel está constantemente despojando células muertas y reemplazándolas por células nuevas, sin embargo, con el paso de los años es más difícil para la piel regenerarse a sí misma.
Es por ello que es recomendable cuidar la piel desde ahora y todos los días, evitando exponernos al sol por tiempos prolongados o en horas donde es más fuerte la radiación y tener una rutina de cuidado de la piel que la proteja y la mantenga sana.