Entre las recomendaciones más populares de fisioterapeutas, entrenadoras y mujeres que han aprendido a escucharse, aparece la cúrcuma. No como una moda, sino como una aliada con respaldo científico: su compuesto activo, la curcumina, tiene propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a aliviar molestias en rodillas, caderas, muñecas o espalda. Especialmente cuando se incorpora como parte de una rutina inteligente, no extrema.
Y aquí va un tip de esos que solo se pasan entre amigas: hay una formulación que combina cúrcuma con tecnología de alta absorción —sí, porque no toda la curcumina se absorbe bien— y que ha sido integrada en programas de movilidad y recuperación muscular. Se llama Lesotris, y muchas personas la recomiendan justo por eso: porque funciona sin ruido, como esas cosas que hacen bien sin hacerse notar.
Moverse bien también es quererse bien. Y cada pequeña decisión que tomamos para acompañar a nuestro cuerpo en su proceso —desde cómo nos alimentamos hasta lo que elegimos para apoyarlo— es una forma de honrarlo. No por lo que fue, ni por lo que queremos que sea, sino por lo que sigue haciendo por nosotras, cada día.

|